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La clase política está en extinción, ahora lo que observo es una galopante y exasperante calaña política.
Desde siempre en este país se ha consolidado la sentencia de: “más vale pasar por ratero que por pendejo” pero ahora los que se beneficiaron del sistema con puestos de elección popular o de burócratas bien pagados reniegan y mal agradecen a quien les dió la mano.
En Coahuila están los Shamir, – que lamentablemente se reproducen como Gremlins, aquellos pequeños animales diabólicos de la pantalla grande – una recua de patanes que mamaron y dieron topes a llenar, en el PRI, por supuesto, y sin embargo, ahora hacen lo propio desde morena
Otro espécimen sin pudor pero sí extremadamente frívolo es Mario Alcocer, quien desde el Moreirato I y II, hizo y deshizo en el municipio de Viesca, luego con Miguel Riquelme tampoco cantó mal las rancheras, pero como buen sátrapa de la política ahora reniega y muerde la mano de quien se la tendió.
Dentro de los males lo bueno es que los coahuilenses están vacunados ante este tipo de pillos políticos de cuarta, de la transformación de cuarta.
AGV

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